Con motivo del Día Mundial del Sueño, queremos compartir un artículo profesional elaborado por Carlos Fernández, Director Médico de Grupo NC Salud.
En el, se analiza la relación entre alimentación y sueño, y como este afecta a nuestro peso, y viceversa (cómo la buena o la mala alimentación afecta a nuestro descanso).Un tema muy interesante, ya que el binomio alimentación-sueño marca nuestro día a día, especialmente en las personas mayores.
El artículo dice así:
ALIMENTACIÓN y SUEÑO:
cómo el descanso afecta a nuestra rutina nutricional y viceversa
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Carlos Fernández, Director Médico de Grupo NC Salud |
Hoy,
día 13 de marzo, marcamos en el calendario el Día Mundial del Sueño, centrado
este año en la patología del insomnio con el eslogan “Cuando el sueño es
reparador, la salud y la felicidad abundan”. Bajo esta afirmativa, que nos
anima a valorar el descanso como fuente de bienestar, es importante analizar la
estrecha relación existente entre el sueño, la alimentación y el estado
anímico.
El
insomnio, trastorno caracterizado por un déficit en la calidad y/o cantidad del
sueño, afecta cada vez a una mayor parte de la población. Los últimos estudios del
Hospital Vall d´Hebron determinan que uno de cada cinco españoles lo padecen. Además,
el 3,7% presenta dificultades para conciliar el sueño, situación que aumenta
hasta el 10% en los mayores de 55 años.
Existen
múltiples factores de nuestro día a día que se ven condicionados por la calidad
del sueño, desde aquellos relacionados con nuestra salud física hasta los de
índole psicológica y afectiva. Así, la falta de descanso puede aumentar el
riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, disminuir nuestra memoria o
desarrollar síntomas de ansiedad o depresión. Por ello, se concluye que dormir
adecuadamente es sinónimo de positividad y buena salud.
¿Cómo afecta la nutrición en el
descanso?
Existen
diversos motivos que condicionan trastornos propios del sueño, pero todos los
estudios coinciden en un factor determinante: los hábitos alimenticios. Hoy
sabemos que la síntesis de algunos neurotransmisores, sustancias que actúan como
mensajeros químicos entre las neuronas y las hormonas relacionadas con el ciclo
del sueño, dependen de ciertos nutrientes específicos de los alimentos, prueba
inequívoca de la asociación entre dieta y descanso.
El
estilo de vida actual de la mayor parte de la población, caracterizado por una
rutina alimentaria cada vez más alejada de la Dieta Mediterránea es, en muchas
ocasiones, fuente de los trastornos asociados al sueño. Debemos eludir las
cenas copiosas y ricas grasas (embutidos, quesos curados y/o grasos, salsas o
frituras), pues pueden producir acidez de estómago, un claro inconveniente para
la buena calidad del sueño.
Igualmente,
se deben evitar por la noche aquellas recetas elaboradas con cantidades
considerables de especias, así como acostarse inmediatamente después de cenar,
ya que potencia la subida del contenido ácido del estómago al esófago,
provocando síntomas como el ardor o las náuseas.
Ante
esta reflexión, conviene apostar por cenas ligeras con productos que faciliten
la digestión y potencien la relajación, preparándonos para el momento de dormir.
Aquellos ricos en triptófano, como el plátano, la avena, la leche caliente, o
las almendras, son esenciales para fabricar serotonina, la llamada hormona de
la felicidad que contribuye a disminuir los niveles de estrés y nerviosismo.
Las legumbres destacan como alimento rico en triptófano, por lo que aunque no
las incluyamos en la cena, conviene que las consumamos con asiduidad en nuestra
alimentación para favorecer el buen estado anímico. También son recomendables
los alimentos beneficiosos para el confort digestivo, como la papaya, la
alcachofa, el espárrago, el calabacín o los productos integrales.
Y viceversa
Pero
no solo una inadecuada alimentación puede desembocar en un perjuicio para la
salud de nuestro descanso, sino que un sueño de mala calidad también afecta
negativamente a nuestra salud alimentaria y nuestro peso.
Estudios
científicos realizados por el Instituto de Biomedicina, Farmacia y Fisiología
de la Nutrición de la Universidad de Helsinki concluyen que las personas que
duermen menos presentan mayor probabilidad de consumir más alimentos ricos en grasas
y carbohidratos refinados, así como menores proporciones de verduras, siguiendo
unas pautas dietéticas más irregulares. Estos patrones alimentarios inciden en
nuestra salud, asociando la falta de descanso al aumento de peso y, por tanto,
al desarrollo de enfermedades cardiovasculares y déficit de rendimiento.
Así,
es imprescindible establecer unos hábitos horarios de descanso, procurando
acostarnos y levantarnos siempre a horas similares para educar a nuestro
sistema digestivo, que aprenderá a demandar nutrientes de forma equitativa y
coordinada. Debemos acostarnos, además, en un estado de relajación mental, evitando
pensamientos relacionados con el entorno laboral o familiar, para lo que pueden
ayudarnos las infusiones o los suplementos alimenticios naturales.
El
binomio alimentación-sueño marca, día a día, nuestro estado anímico, bienestar
físico y rendimiento laboral. Pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo y
cerca de 10 años comiendo, por lo que merece la pena adoptar una rutina que
eduque nuestro descanso y nuestro sistema digestivo, apostando por la calidad
de vida, la salud y la positividad.
Articulo realizado por Carlos
Fernández, Director Médico del Grupo NC Salud
La buena alimentacion y la rutina es esencial para que duerman bien los mayores.
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