lunes, 5 de noviembre de 2012

Dr. Alzheimer, supongo

Hoy me gustaría recomendar un libro "Dr. Alzheimer, supongo", En el se recorre la trayectoria de 12 psiquiatras y neurólogos, como Gilles de la Tourette o James Parkinson, que indagaron en los desordenes de la psique y los apellidaron.


Os dejo el enlace con el book de google para le echéis un vistazo a algunos capítulos:

"Dr. Alzheimer, supongo"

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El científico Alois Alzheimer
Alzheimer, Tourette, Korsakov: son trastornos mentales de sobra conocidos, quizás de oídas o tal vez por alguien cercano que las padezca. Pero también son los apellidos de aquellos hombres que lograron la fama indagando en estas alteraciones de la psique humana. Como Gilles de Tourette, terapeuta francés que trató un síndrome que forzaba a sus pacientes a soltar improperios y a sufrir convulsiones involuntarias. Tourette además tuvo una vida azarosa, una mujer vestida de negro, paciente suya, le descerrajo tres tiros a quemarropa. Sobrevivió, pero sus ultimos años de vida los pasó en el mismo sitio que sus clientes, en un hospital psiquiátrico.

O como el alemán Alois Alzheimer, que de joven se batió en un duelo a sable que le marcó la cara desde el ojo a la barbilla. Más estudioso en su plenitud, diagnosticó a personas que no es que no encontraran las llaves de su casa, sino que no recordaban su vida, y algunos, ni su nombre.

El holandés Drouwe Draisma, autor del ensayo Dr. Alzheimer supongo, es profesor de historia de la psicología. En su obra hace un repaso por los descubrimientos de 12 psiquiatras y neurólogos que, a veces de forma casual, dieron con la respuesta a extraños comportamientos de la materia gris. Cada capitulo narra una gran historia, distinta y complementaria. No importa por que pagina se empiece, su escritura atrapa la mente del lector.

El proceso por el que un nombre propio se convierte en epónimo es tan complejo como la vida misma. Actualmente los descubrimientos los realizan equipos de científicos. Por ello casi la mitad de los epónimos pertenecen al siglo XIX. La forma de redactar los diagnósticos y los estudios era literaria y su forma de tratar a los pacientes más humana. Es por ello que Draismaa ha conseguido que el pasado cobre vida, gracias a la genialidad de esos pioneros del viaje por los trastornos de la psique humana. Casi se puede palpar la compasión en las descripciones de Alzheimer y Parkinson sobre sus pacientes o en los estudios publicados por Asperger sobre sus “niños difíciles”. Personas que eran de carne y hueso.

España es el segundo país de habla hispanoamericana, después de Argentina, en aportar epónimos, unos 16, y sus raíces se remontan al síndrome Acosta en el siglo XVI. Este es una variante aguda del mal de altura, que el jesuita José de Acosta sufrió en los Andes a 4.800 metros de altura.

Escrito con espíritu divulgativo, Dr Alzheimer, supongo nos sitúa en el contexto histórico y la vida personal de sus protagonistas. En sus paginas se narran momentos estelares de la historia de la investigación sobre el cerebro y de la ciencia en general. Además de desentrañar los misterios de cómo funciona la mente, analiza los factores culturales o tecnológicos que han revolucionado el mundo de la medicina.

Sirva de ejemplo el capítulo de las áreas de Broadman. Éste científico alemán trató de homogeneizar la representación del cerebro humano sobre papel, y para ello aplicó metodológicamente la ciencia de la cartografía, como si de un Mercator del cerebro se tratara. Todos estos pioneros fueron polémicos, imitados y detestados; algunos como Broadman despreciaban la labor de los demás y trataron de dirigir la orquesta en su campo. Partícipe de los prejuicios raciales de su epoca, al analizar tres cerebros de unos hombres de Java, Broadman descubrió lo que se había definido como el “surco del mono”, una traza teóricamente herededada de los antepasados simios, presente en orangutanes pero no en cerebros europeos, según sus investigaciones. Draismaa explica en cada caso qué llevó finalmente a que la comunidad científica aceptara unánimemente cada nuevo termino y descubrimiento.

Douwe Draisma, nacido en Holanda en 1953, es profesor de Historia y Teoría de la Psicología en la Facultad de Ciencias Sociales y del Comportamiento de la Universidad de Groningen. Su obra es conocida en España desde el 2006, cuando publicó Por qué el tiempo vuela cuando nos hacemos mayores. Pero aunque el autor no pase a la posteridad de una forma que logran alcanzar muy pocos, si lo han hecho los hombres que desfilan por las entrañas de su libro: Alois Alzheimer, James Parkinson o Gilles de Tourette.

Fuente: www.laaventuradelahistoria.es 

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